lunes, 17 de marzo de 2014

Debacle Regional II

Factores causales contribuyentes a la impunidad antidemocrática regional

La semana pasada referí el hecho consumado de respaldo al gobierno de Venezuela  por parte de la abrumadora mayoría de países agrupados en la OEA. También que ello  sellaba en nuestra región la aceptación de jure de los regímenes que abolían la división de poderes, la libertad de prensa, asi como la institucionalidad y no partidismo de las fuerzas armadas,  una vez ungidos en el poder por elecciones,  aunque estas fueran supervisadas por órganos electorales también abiertamente parciales al régimen en el poder.
¿Que circunstancias han conducido a este cambio en un continente que, al menos en teoría, defendía los principios democráticos y reprobaba las dictaduras militares que asolaron la región en décadas pasadas?
La cosa empezó con la revolución cubana de 1959 ¿Qué duda cabe? El derrocamiento de la dictadura del sargento llamado Batista, llevado a cabo por diversas fuerzas políticas y movimientos subversivos urbanos fue acaparado por las legendarias guerrillas del oriente y el centro de la isla lideradas por Fidel Castro. En cierto modo ello marcó el inicio del fin de las dictaduras militares, aunque perduraron hasta el término de la década de los 80.
Ya en el poder, Fidel Castro se agigantó como figura continental y después mundial de la izquierda internacional. La prometida democratización de Cuba se trocó en construcción de la utopía socialista al estilo y bajo los auspicios de la Unión Soviética.
El contubernio que Estados Unidos mantuvo con la mayoría de las dictaduras militares del siglo XX, amén de las anexiones de trozos de México y adquisición de Puerto Rico junto a la ocupación de Cuba a fines del siglo XIX sembraron el suelo latinoamericano de un sentimiento antiestadounidense propicio a supuestas reivindicaciones antiimperialistas y anticapitalistas. 
Una vez "desmerengado" el comunismo en la URSS y Europa Oriental, la realidad económica y social en la llamada "isla de la libertad" quedó desvelada y la banca rota y descalabro del sistema socialista se evidenció bajo el eufemismo de período especial.
Después llegó Chávez con "su petróleo" y su socialismo del siglo XXI a revitalizar la utopía populista, socialista y antiimperialista que habían cimentado los barbudos de la Sierra Maestra en el poder. 
El panorama actual presenta en el continente un conjunto de países que, para simplificar, dividimos en dos grupos: los que conservan en mayor o menor grado las características de las democracias occidentales y los más cercanos a un régimen de nuevo tipo con libertades individuales restringidas y un líder o un partido hegemónico dueño de todos los poderes del estado.
El primer grupo ha optado por no enfrentarse al autoritarismo "revolucionario"  que es respaldado por el país con las mayores reservas de petróleo del mundo y por las grandes masas empobrecidas del continente. El de mayor desigualdad en la distribución de la riqueza a nivel mundial.
Así las cosas, todo parece indicar que el socialismo del siglo XXI tendrá el mismo fin que el del XX: el desmerengamiento* por sí solo.

*Término acuñado  por Fidel Castro el 25 de Noviembre de 1994.

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