A propósito de un artículo sobre Cuba en la revista médica británica The Lancet de este Sábado 25
Se trata del número 9914 del volumen 383 con fecha 25 de enero de 2014 de una de las cinco revistas médicas más prestigiosas del mundo. Citaré dos más de ellas (JAMA y NEJM) y dejaré dos para que cada quién complete el quinteto a su gusto.
Dos páginas (293 y 294) ocupa el artículo "Las reformas económicas en Cuba incitan al debate sobre el cuidado de la salud", firmado por Sharmila Dervi. La crónica, un tanto fuera de lugar en una publicación eminentemente de carácter científico, se nutre de las impresiones y datos proporcionados por el representante en Cuba de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y algunas otras fuentes. Les doy cuenta a continuación del panorama que pinta.
En dos páginas la articulista abarca mucho. Yo debo sintetizar, pero son tópicos que los cubanos conocemos en profundidad. Toca la escasez de medicamentos; el hospital Almejeiras que iba a ser el Banco Nacional de Cuba en época de Batista; valora la buena atención médica a la población, que compara ventajosamente con la media de América Latina; y hasta trata de pasada el estrechón de manos de Obama y Raúl en los funerales de Mandela.
Con ello planta lo que va a ser un tema central, aunque de contrabando, en su reporte: el embargo y como dificulta y entorpece la economía y el acceso a la tecnología médica.
Los datos que le proporciona el representante en la Habana de la OPS (Organización Panamericana de la Salud), José Luis Di Fabio, destacan las virtudes de los servicios de salud en la isla. Cifras de mortalidad infantil menores que la de Estados Unidos, más de 6 médicos por mil habitantes, 78 años de expectativa de vida. La diplomacia médica que ejerce Cuba es retratada. En el mundo Cuba tiene 40 000 médicos. Tres cuartas partes en Venezuela donde el gobierno de Cuba recibe el 90% de los $4250 mensuales que paga Caracas por cada médico. El facultativo cobra los $425 restantes, lo cual es una fortuna comparado con los $30 que ganaría en su país, admite la reportera.
II
Di Fabio, un entusiasta del sistema de salud cubano -¿Sólo de eso?- describe el sistema de policlínicos como modelo excelente, afectado por el embargo que le impide acceder a la tecnología médica actual. Reconoce lo exagerado del médico de la familia del 85 hasta finales de los 90 con un médico por cuadra que mal acostumbró a la población, ahora quejosa.
Del cuadro de salud, nos enteramos que el cáncer sobrepasó al corazón en mortalidad, y del dengue y el cólera elogia el pronto control de los brotes. Reconoce además el éxito de la ciencia e industria farmacológica cubana.
Sharmila reforzó su batería en contra del embargo con la ayuda de la directora de una fundación no lucrativa americana de cooperación con Cuba en medicina (MEDICC) que le ponderó las virtudes del medicamento cubano Heberprot-P (factor de crecimiento epidérmico como ingrediente activo) para reducir las amputaciones en diabéticos, hasta en un 69%. Ha habido propuestas para autorizar su importación a Estados Unidos.
La revista médica no se abstiene de tocar un punto injerencista del embargo estadounidense, que de cierta manera lesiona la libertad de comercio. Es el carácter extraterritorial del mismo por la cláusula que prohíbe atracar en USA por seis meses a los barcos que han tocado puerto cubano.
La Devi dedica toda una sección del reporte de Lancet sobre Cuba a la actualización de Raúl Castro. Le llama "La Transición Económica". La caracteriza como del estilo de la Rusia postsoviética . Revela defectos por enmendar, los médicos que ganan mucho menos que un maletero de hotel, por ejemplo. Habla de la escasez de alimentos y la importación del 80% de ellos. No explica las razones en un país de tierra fértil y clima noble. Lo ignora. Dedica un párrafo a las deficiencias graves en los derechos humanos y libertades individuales y alerta sobre la disparidad económica, como si fuera algo del otro día o que apenas se incuba por las reformas. Sabemos que el fenómeno viene de atrás aunque, en efecto con libreta de alimentos subsidiados venida a menos tanto como el paternalismo estatal, se ha agudizado notablemente con las reformas.
La prestigiosa revista desliza un error grosero dando el dato de 500 000 empleados por cuenta propia como el 5% de la fuerza laboral. Es evidente que ha sacado el porcentaje de los 11 millones de habitantes, como si en Cuba no hubiera niños, ni retirados, ni personas inhabilitadas para trabajar. La fuerza laboral en Cuba se estima en 5'300 000 por lo que el medio millón de cuentapropistas representa cerca del 10% de la fuerza laboral.
Salvo este último error no hay falsedad en el panorama en tecnicolor y cinemascope de la realidad que reporta Sharmila Devi. Pero es claro que su cámara se ha enfocado con un sesgo pronunciado hacia los paisajes agradables y coloridos y ha esquivado casi todos los recovecos sombríos.
En cuanto al embargo, que por cierto no es de mi simpatía, les faltó a José Luis y Sharmila explicarnos cómo es que el embargo fue inocuo en la época de la potencia médica (años setentas y ochentas) y es ahora que sí pesa como un gigantesco totí de plomo.
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