lunes, 4 de mayo de 2015

Guantes de Oropel

Hasta el deporte de los puños se degenera,  contaminado por la civilización del espectáculo...

 
Invitado a ver "la pelea del siglo" por televisión,
vengo a comunicarles mi impresión.
Mientras se desarrollaba el combate semifinal del programa,  nos iban mostrando la presencia de innumerables celebridades en el  público presente en Las Vegas que hacían su entrada rumbo a sus sitios en las primeras filas. Beyonce y su inseparable Jay-Z, Michael Keaton (el oscarizado Birdman), el pilluelo Justin Bieber apareció en la caravana que seguía al campeón Mayweather, los veteranos Robert de Niro y Clint Eastwood, Michael Fox, Paris (la heredera de los Hilton y reina de las "celebrities"),  "Magic" Johnson, Donald Trump, Claire Danes (la heroína de Homeland) y decenas de otros famosos del deporte, las artes, el empresariado y las excentricidades. 
De la época de oro del boxeo son los nombres de Joe Louis, Rocky Marciano, Muhammad Ali, y unos cuantos más. Todos de la división de los pesos pesados. Teofilo Stevenson, el cubano,  alcanzó notoriedad aunque el soñado combate entre él y Muhammad Ali nunca se llegó a dar por los prejuicios con el deporte profesional en la doctrina de la revolución de Fidel Castro.
Si bien es verdad que antaño existieron combates "arreglados", no es menos cierto que la mayoría de las peleas eran legítimas, de modo que no pocos boxeadores acababan sus vidas afectados cerebralmente por los golpes e incluso algunos fallecían como resultado de traumas recibidos en el ring.
Hogaño, la llamada pelea del siglo... por ahora,  fue entre dos pesos pluma. Ambos salieron frescos como lechugas con cientos de millones de dólares en su bolsa, o en sus cheques. El campeón por su buena guardia, ligereza de pies e inteligencia y experiencia en el ring. El retador de Filipinas porque no se empleó a fondo. Después de comprobar cada vez que intentaba una escaramuza de acercamiento al americano de mayor alcance, que al ir por lana podía salir más que trasquilado, noqueado. Y con $100 000 000 para gastar el resto de su vida,  tenía que salvaguardarse para el disfrute. Ya él cumplía con resistir los 12 asaltos.
El filipino ha asumido en su carrera y en la larga preparación de este gran negocio el papel de "chico bueno". Risueño, humilde y "buena gente" se apareció con un  modestico pulóver. El americano ha representado el "villano" prepotente, de gesto adusto y desafiante y subió al cuadrilátero con una chamarreta de brillantes y diferentes colores. La gente simpatizaba mayormente con Pacqiao y por eso quería su improbable victoria.
Toda la parafernalia publicitaria alrededor del combate construyó la supuesta trascendencia secular de un combate gris entre dos boxeadores de una división menor que no llegan a ser ni sombras de las leyendas del ring de aquellos tiempos desde Jack Dempsey (1920) a los de Muhammad Ali (1979).
Con otra rima para terminar:
Me alegró la invitación,
Más la pelea, he de aclarar
Acabó siendo gran decepción.

PS: Si alguien sabe el motivo de que además del himno de Filipinas y el de Estados Unidos se cantara el himno nacional de México, le agradecería me lo hiciera saber. El sábado ni siquiera era 5 de Mayo.

1 comentario:

  1. Vere si llega..bueno, como Mahoma no va a la montaña, me llevo siempre tu blog.. de boxeo no se nada pero dicen que a todos les gustaba el filipino..el niche le pega a las mujeres..eso tengo entendido..besos.

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