lunes, 22 de septiembre de 2014

Hawking y la fe del ateo

II-39 CIENCIA Y DIOS

Stephen Hawking en las Islas Canarias reafirma "su fe" de no creyente.

Stephen Hawking nacido, pareciera que no por casualidad,  en Oxford donde ingresó a estudiar a los 17 años, a  los 24 años obtuvo el Doctorado en Filosofía (PhD) con su ensayo "Las singularidades y la geometría del espacio-tiempo".
 Sus contribuciones a la física teórica en el campo de la cosmología le han situado en la triada cumbre de la ciencia, a la par de Newton y de Einstein.Y no digo más, que es materia inabordable en la estrechez de un blog. 
Ya famoso,  se ha dedicado también a la divulgación,  y su libro "Breve historia del tiempo" lo hemos leído decenas de millones en más de 35 diferentes idiomas.
Esta semana anda por Canarias en un festival dedicado a la Astronomía. La prensa y la televisión lo ha entrevistado y enfático ha reiterado  su credo: "... no hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia".  
En la voz enlatada en un software de computadora con la que se comunica, habiendo perdido la facultad de hablar y casi todas las demás menos las del cerebro, nos hizo saber que "El universo se pudo crear espontáneamente desde la nada, sin alterar por ello la conservación de la energía. Hay un principio de la teoría cuántica que dice que todo aquello que no está prohibido acabará sucediendo". Está bien. Pero ¿Acaso está "prohibida" la existencia de un creador? Su aseveración de que el universo  "se pudo crear espontáneamente desde la nada" no es suficiente para mí,  porque como decía Cheo Malanga, personaje de Enrique Arredondo: "Lo que puede ser y no fue es como si nunca hubiese fuese sido".

Hablando en serio, en ciencia el camino es el de hipótesis que sometemos incansablemente al detector de mentiras de la observación y la experimentación una y otra vez para refutarlas y desgranar las particulas de verdad que sobreviven tras las pruebas. Hawking sabe que no podemos "refutar" experimentalmente la no existencia de Dios como tampoco podemos refutar su existencia.
Cuando proclama seguro su ateismo con sincera convicción, en el fondo se separa por un momento emocional del método científico y abraza la extraña fe del ateo. Con la humildad de un don nadie me permito recordarle al insigne físico teórico, pero humano como el que más, que de forma parecida a como dijo de "este mundo" el legendario Jesucristo:La ciencia puede y debe decir: MI REINO NO ES EL DE LA TEOLOGÍA. En lo de Dios, la ciencia es por su esencia agnóstica. Yo, desgraciadamente, también. 

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